Convencer a posibles inversionistas de que tu idea de negocio es viable y rentable puede ser todo un desafío. En ese empeño, tropiezos en la forma de narrar tu proyecto empresarial pueden echarlo a perder.
Evita estos puntos débiles al redactar la historia de tu plan de negocios:
Tu relato debe tener un hilo conductor claro. Repetir la introducción en cada capítulo rompe esa cohesión. Haz alusiones sutiles al planteo inicial.
Incluir algunos términos técnicos es apropiado. Pero un exceso puede alienar a quienes no dominan esas temáticas. Centra el foco en resolver problemas del mundo real.
Los inversores apostarán por un plan si confían plenamente en el equipo detrás de él. Dedica espacio suficiente a presentar capacidades y logros previos de los integrantes.
Para que visualicen el potencial de crecimiento, debes exponer cifras sobre el mercado al que apuntas, su tamaño actual y proyecciones. No des ese contexto por sabido.
Explica con claridad meridiana en qué consiste la innovación de producto o servicio que ofreces. El inversionista debe captar rápidamente qué problema resuelves y por qué esa solución es superior.
Más allá de la pasión por tu idea, los inversores querrán ver números concretos. Sustenta bien tus estimaciones de costos, ingresos y rentabilidad esperada.
Atendiendo estos puntos, lograrás que los inversores visualicen el tremendo potencial que tu emprendimiento encierra. Y, con ello, tendrás más chances de conseguir ese capital semilla tan indispensable para hacerlo realidad.